La tos en niños acostumbra a ser un síntoma frecuente que en la mayoría de los casos no reviste gravedad ni presenta mayores complicaciones que las de un catarro común.
Al final, la acción de toser no es más que un mecanismo de defensa y limpieza del propio cuerpo ante la presencia de elementos extraños que obstruyen las vías respiratorias. Al toser, el aire pasa a toda velocidad por las vías aéreas despejando los conductos y removiendo el moco hasta ser expulsado.
De todas maneras, cuando un bebé (de 0 a 12 meses) presenta un cuadro de tos, es normal que los padres se muestren angustiados ante el malestar del pequeño.
Por ello es importante observar al bebé: ¿cómo es esa tos?, ¿cómo aparece y cuánto dura?, ¿qué síntomas la acompañan?, y ponerse en manos de un médico ante la menor duda que tengamos.
Tipos de tos en bebés y cuándo acudir al pediatra
Lo primero es no asustarse, aunque nos impresione escuchar al niño toser. Los siguientes consejos pueden ser de utilidad:
• Tos en un bebé menor de 3 meses. Es conveniente contactar con el médico siempre, sobre todo si la tos aparece de forma repentina o si viene acompañada de fiebre superior a 38o C, ya que el pequeño podría tener neumonía o bronquitis.
• Tos del resfriado. Es la tos seca o con mucosidad que se prolonga más allá del catarro. Acudiremos al pediatra en los siguientes casos:
- Si es un bebé de 0 a 4 meses.
- Si tiene los labios oscurecidos.
- Si respira con dificultad.
- Si la tos viene acompañada con un silbido.
- Si tiene 38o C o más de fiebre, durante más de 48 horas.
- Si respira de forma acelerada.
• Tos “perruna”. Característica en casos inflamación de las vías aéreas superiores como el crup, que además produce ronquera. Es una tos alarmante que en general se presenta con estridor (sonido agudo) y respiración ruidosa. Aunque no acostumbra a ser grave, consultaremos con el médico de forma inmediata:
- Si el bebé tiene de 0 a 6 meses.
- Si presenta fiebre alta (39o C o más).
- Si la tos aparece repentinamente.
- Si el bebé respira con dificultad estando en reposo.
- Si está pálido o abatido.
- Si rechaza los líquidos.
- Si ha pasado otros episodios de crup de tres o más días de duración.
• Tos con fiebre. Lo más corriente es que se trate de un resfriado común. De todas formas, si el bebé tiene entre 0 y 3 meses lo llevaremos siempre al pediatra. A partir de esta edad contactaremos con el médico en caso de que la tos se presente con fiebre alta, 39o C o más, puesto que podría tratarse de una enfermedad tipo neumonía.
• Tos con dificultad para respirar. Si el bebé presenta alguno o varios de los siguientes síntomas, contactaremos con emergencias o con el pediatra inmediatamente:
- Respiración acelerada (40-50 veces por minuto)
- Piel hundida entre las costillas o en la clavícula al respirar.
- Agitación o negación a recostarse.
- Rechazo a la ingesta de líquidos.
- Babeo excesivo.
- Estiramiento del cuello para respirar.
- Dormir menos de una hora seguida.
- Piel pálida o labios más oscuros.
• Tos con sangre. Generalmente se debe a una irritación o hemorragia nasal pero, en caso de duda, siempre es mejor consultar con el pediatra.
• Tos nocturna. La tos motivada por infecciones suele empeorar por la noche debido a las secreciones nasales, que pasan por la garganta causando cosquilleo o picor. Nos fijaremos si el bebé duerme y descansa o si se despierta intermitentemente.
• Tos diurna. Cuando la tos empeora durante el día puede ser a causa de factores ambientales como el frío, agentes químicos (como un ambientador) o por alergia. En caso de durar hasta un mes o más es conveniente concertar cita con el pediatra.
• Tos repentina. La causa más común es la obstrucción de las vías respiratorias por algún elemento extraño, como comida o vómito, por ejemplo. En este caso hay que llamar a emergencias lo antes posible y nunca intentaremos extraer el cuerpo extraño con los dedos.
• Tos con sonidos. Cuando el bebé emite sonidos al respirar, especialmente uno agudo llamado estridor, podría ser una complicación en las vías respiratorias superiores. Si el sonido es un jadeo podría tratarse de una infección, alergia o de algún tipo de sensibilidad.
En cualquier caso, es recomendable contactar con el pediatra si se presenta:
- Respiración dificultosa.
- Respiración ruidosa cuando el bebé está relajado. o Agitación o negación a recostarse.
- Problemas al tragar.
- Babeo excesivo.
- Silbidos al respirar.
• Tos con vómitos. Es un síntoma común en bebés menores de un año que se da cuando tragan el exceso de mucosidad por su incapacidad para expectorar, provocándose la náusea. Llamaremos al médico cuando venga acompañada de:
- Respiración dificultosa.
- Cambio de color en los labios.
- Sibilancias.
• Tos con sibilancias. Si el bebé emite “pitos” o un silbido al respirar podría ser por una inflamación de las vías respiratorias bajas (como asma o bronquiolitis) o por obstrucción de los conductos respiratorios, en cuyo caso hay que llamar a emergencias de inmediato.
• Tos persistente. Cuando la tos perdura más allá de un mes hablamos de tos persistente. Puede ser una consecuencia de resfriados encadenados, pero siempre es mejor cerciorarse acudiendo al pediatra para descartar algunas patologías como el asma, la alergia o infección crónica.
• Tosferina (o pertussis). La tosferina es una infección de las vías respiratorias causada por la bacteria Bordetella pertussis. Esta enfermedad es muy contagiosa y provoca ataques de tos muy virulentos y consecutivos que comprometen la respiración. Otros síntomas de la tosferina son las sibilancias al dejar de toser, la secreción nasal, los estornudos y la febrícula o fiebre ligera.
Esta enfermedad se considera grave en bebés que no han recibido la vacuna (DTPa).
En términos generales, será aconsejable acudir al médico siempre que el bebé muestre alguno o varios de los siguientes síntomas:
• Dificultades para respirar.
• Respiración acelerada.
• Labios, rostro o lengua azulados o oscurecidos.
• Fiebre con menos de tres meses de edad.
• Fiebre alta, especialmente si tose sin secreción ni congestión.
• Sonido sibilante, estridor o jadeo.
• Tos con sangre.
• Irritabilidad, debilidad o apatía.
• Deshidratación (algunos signos son: lloro sin lágrimas, somnolencia, boca seca, ojos hundidos o mojar menos el pañal al orinar).
Tratamiento y alivio de la tos del bebé
Tal como indica la Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) no es recomendable administrar medicación contra la tos ni el resfriado a niños menores de 2 años, salvo recomendación del médico.
Así pues, en la mayoría de los casos, una vez diagnosticada la tos del bebé, solo queda esperar pacientemente a que esta remita.
Es entonces cuando la preocupación de los padres se centra en intentar calmar los efectos de la tos para que su pequeño se sienta mejor.
Entre otros, te damos algunos consejos que pueden ser de utilidad:
• Cargar al bebé colocándolo en el hombro en posición vertical de manera que su cabeza se mantenga elevada y le ayude a respirar mejor.
• La ingesta de líquidos es importante para evitar la deshidratación y para mantener húmedas las cuerdas vocales y fluidificar las secreciones. Así pues, cuando la tos esté bajo control, podemos darle un poco de agua a temperatura ambiente.
En el caso de los bebés de menos de 6 meses, que solo toman leche, podemos favorecer la hidratación aumentando la cantidad en las tomas.
• Las inhalaciones con suero fisiológico y un nebulizador (de venta en las farmacias) también acostumbran a ser un recurso efectivo.
• Como alternativa, darle un baño de agua tibia al bebé a puerta cerrada, durante unos 15 o 20 minutos, también ayudará a humedecer las vías respiratorias con el vapor y a calmar la irritación.
• Despejar o limpiar la nariz del bebé, sobre todo antes de amamantarlo o darle el biberón, es también una buena iniciativa. Lo haremos colocando unas gotas de suero fisiológico o solución salina en un bastoncillo de puntas gruesas, especial para bebés, y mojando su nariz. También existen aspiradores específicos para remover la mucosidad, de venta en farmacias.
• A la hora de dormir, incorporar ligeramente la cabecera de la cuna puede mitigar la tos nocturna, ya que se evita la postura horizontal que favorece la acumulación de mucosidad. Puede hacerse colocando toallas o una almohada debajo del colchón, para lograr una ligera pendiente.
• El uso de un humidificador en la estancia donde duerme el bebé puede ayudar. Antes de su uso es importante consultar con el pediatra ya que no estaría indicado, por ejemplo, en caso de asma o bronquitis. También es importante lavarlo diariamente para evitar acumulación de bacterias u hongos.
• Evitar los factores ambientales que puedan empeorar su situación, como el humo del tabaco, los ambientadores, el polvo, los pelos de mascota o las colonias fuertes.
• Recurriendo a la sabiduría popular nos encontramos con un remedio que, aunque no está contrastado, tiene muchos adeptos de varias generaciones. Consiste en cortar una cebolla en dos o más trozos y colocarla cerca de donde duerme el bebé. En teoría, el gas que genera el conocido lagrimeo de las cebollas (llamado sulfóxido de tiopropanal) es el encargado de “humedecer” las vías respiratorias del bebé, calmando la irritación y la tos.
Esperamos que esta guía te ayude a identificar las principales señales y a conocer algunos remedios sencillos y eficaces para calmar la tos irritativa de tu bebé.
Con estos consejos y las indicaciones del pediatra y/o del farmacéutico, pronto podrás mitigar la tos de tu pequeño hasta eliminarla por completo.